BIOBIBLIOGRAFÍA

 

EMILIO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ 

Nació en Villar de Adralés, una aldea del occidente asturiano, del Concejo de Cangas del Narcea. Licenciado en Teología, periodista, pintor y poeta, alterna estas tres actividades y todas las ha marcado con la impronta personal que atestigua un espíritu inquieto y sensible.

Residió muchos años en Salamanca, donde ha llevado a cabo una importante labor de fermentación poética, plasmada primero en una tertulia literaria, y después en la fundación de la revista, PAPELES DEL MARTES, que sigue viva, y cuya calidad ha sido proclamada hasta mucho más allá de los círculos literarios salmantinos.

Ha publicado, hasta el momento, los siguientes libros de versos:

·         PREGUNTO POR EL SILENCIO, Guadalajara, 1977.

·         MAREA DE BOLSILLO, Cuenca, 1983.

·         EL CANTO FUNERAL DE LA DISTANCIA, Salamanca, 1989.

·         HORAS MENORES, Salamanca, 1990.

·         JARDINES RECORTABLES, Salamanca, 1994.

·         CANTATA DE GALMAZ, Salamanca, 1995.

·         UN HORIZONTE ESCRITO, Valladolid, 1996

·         PARQUELAGOS, Salamanca, 1996

·         DE ESPALDAS A LA LUNA, Salamanca, 1997

·         ABSORTA LUZ, Salamanca, 2002.

·         INVENTARIO DE TODO LO QUE HUYE, Salamanca, 2003.

·         INTERIOR DE HUMO, Salamanca, 2005

·         COMO ÁRBOLES QUE ANDAN, Salamanca, 2006

·         DE NOCHES Y NAUFRAGIOS, Madrid, 2007

·         TODAS LAS PREGUNTAS, Salamanca, 2008

·         MAR QUE HUYE (ANTOLOGÍA) Salamanca, 2010.

·         DEL TIEMPO Y DE LAS MANOS, Parquelagos, 2011

De entre los premios recibidos por su labor poética, cabe destacar

·         el Nacional ADEMAR (Salamanca, 1964),

·         Flor Natural en los primeros Juegos Florales  Universitarios (Pamplona, 1968),

·         GUADIANA (Ciudad Real, 1982),

·         BOTÓN CHARRO (Salamanca, 1984)

·         y Primer premio en las III Justas Poéticas Villa de Baltanás (Palencia, 1997).

Como dice el profesor J.M. Regalado, se percibe en su obra algo esencial de los verdaderos poetas: apresar lo fugitivo, dar eternidad imposible a la pasión sentida, forma cristalina al evidente lugar del humo que es la vida desde el inicio (infancia) hasta la muerte, muerte que sus palabras quieren negar en un proceso creador.

(Comentario al libro JARDINES RECORTABLES).